lunes, 3 de marzo de 2014

Dos puntos: Para ti.

Han vuelto a mi esas pesadillas que sólo tu sabias detener, anoche pasé horas dando vueltas en la cama, sentí que no podía respirar; soñé contigo, ardías sin sentido en mi pecho, han vuelto a mi esos episodios infernales de los que no puedo salir, he caído en el abismo unas cuatro veces, mi mente consciente después del segundo trago amargo ha gritado tu nombre, ha suplicado tu ayuda, tu dulce voz entonando mi nombre y salvándome, pero no llegaste, en la tercera caída estabas tu, fuiste la protagonista de ese purgatorio, de ese momento en el que no conocí cielo y estaba saliendo del infierno; admiro el ingenio que tienes para romperme el corazón y humillarme incluso cuando ni siquiera lo intentas, incluso cuando no valgo nada para ti. Siempre haz tenido un lugar muy especial en mi vida, te confié mis latidos, mis sonrisas y mi fe, tu te adueñaste de mis lagrimas, mis malos momentos y mis pesadillas; nada ha sido más cálido que uno de tus abrazos, nada ha sido mas trascendental que uno de tus besos, anoche te busque donde termina mi mano, anoche intente sentir tu respiración del otro lado de la cama, anoche abrace tu fantasma, anoche tuve que despertar yo sola de ese infierno, anoche tuve tanto miedo que no pude volver a dormir, anoche te necesite conmigo.


Y después de una noche en blanco y un día que debería comenzar a las 5am, 
me encuentro con un mal sabor que aún no termina,
una casa vacía y veinte respiraciones profundas. 
Hay dos cosas que me aterran: saber de ti y cerrar los ojos.




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