en ese momento no decidía iniciar algún proyecto, solo lo hacía y en el camino iba resolviendo inconvenientes, o después de emprendido abandonaba por no ser lo que buscaba, pero hoy, a mis 25, le doy tanta importancia al protocolo, al nombre, al lanzamiento, parece que he convertido mi espontaneidad en todo un procedimiento.
la vejez apesta chicos, no crezcan nunca.