¡Que horrible estar de pelea con el amor!
Los perritos no saben que hacer, la grandota se vino conmigo, el peludito se quedo con ella, esperan tranquilos cualquier movimiento casual para el cambio de guardia, o quizás ya me conocen demasiado y saben que iré en busca de contacto, o ella, a veces es ella, no debo mentir.
De pie en el balcón logro verla buscando algo en la cocina, cruzo los dedos para que venga por mi, la pierdo de vista, giro de nuevo, pienso que se ha ido, que ya no será, que no podré decirle lo que llevo pensando estos tres cigarrillos que me han llenado los pulmones, subo la mirada de nuevo y esta ahí, pegada al cristal, abre la puerta, se acerca sigilosa, pregunta ¿Qué pasa? y yo...
-¡Que horrible estar de pelea con el amor!...
(aquí vamos de nuevo)