La guarde tan en secreto para mi, la escondí como mi mayor tesoro,
no permití a nadie, ni a mi misma pronunciar su nombre por no ser digna,
la subí en un altar, la deje fuera de mis ojos pecadores,
me la guarde en lo mas profundo de mi corazón y mi alma, creí que era un regalo de dioses,
fui tan celosa con ella que finalmente olvide en que paraíso la había dejado,
el tiempo y este infierno terminaron por borrar su nombre de mi cabeza,
mis ojos jamás memorizaron su figura, pero aún la amo.
Si la encuentran díganle que no he podido dejar de buscarla.
Amérika Guerrero.